El desorden se parece al peso
Esta es parte de mi gaveta de cosméticos, después de que la ordené. Puse un punto del color del pintalabios en la tapa de cada uno, para saber cómo es sin tener que abrirlo. Me inspiré.
Te invito a que abras una de tus gavetas. La que sea. Puede ser la mesa de noche, una gaveta de la cocina, tu gaveta del escritorio. ¿Qué miras allí? O mejor dicho: ¿Cómo está allí? ¿Ordenado cual anuncio de revista? ¿Medio ordenado? ¿Un caos total? Ahora levanta la mirada y con tus ojos haz una panorámica de la habitación donde estás. ¿Se ve un orden que te trae paz, con todo en su lugar? ¿Hay algunas cosas en su lugar y otras que necesitan llevarse a donde corresponden? ¿Es un caos que no le enseñarías a nadie? Te lo pregunto porque últimamente he estado pensando que mantenernos en el peso adecuado es un poco como mantener el orden en la casa o en la oficina.
Y tú, ¿crees que es importante vivir con cierto orden? ¿Cuál es tu estilo? ¿Te esfuerzas en ordenar como tarea titánica una vez al año, dejas tu ambiente nítido y limpio como quirófano pero poco a poco empieza a desordenarse? Quizás hay áreas que están bien ordenadas y otras que no. ¿Por qué será? Quizás las áreas ordenadas lo están porque es un espacio que ordenas siempre o no te permites desordenar. O quizás alguien más las ordena. ¿Tienes áreas que siempre son problemáticas? ¿Por qué será que se desordenan? Siempre he pensado que las casas más armoniosas son las que se ven como que nadie vive en ellas, como anuncio de revista, con cada cosa armoniosamente colocada en su lugar. Por eso, cuando tengo visitas en casa, me esfuerzo porque mi casa se vea como que allí nadie cocinó y nadie vive. Es decir, para mí, el orden es algo deseable, y estoy dispuesta a hacer un esfuerzo mayor en ocasiones que lo ameritan.
Veamos ahora el peso: Tu peso, ¿Se mantiene como quieres estar, o no? ¿Te sometes a una dieta titánica cuando se acerca una ocasión importante? ¿Llegas al peso quieres pero poco a poco va subiendo hasta tener que volver a ganar todo de vuelta? , ¿Vuelves a hacer dieta cuando viene otra ocasión importante y así repites el ciclo ad infinitum?
Poco a poco me he ido volviendo “filósofa de la practicidad” y no puedo evitar ver el paralelismo entre estas dos cosas.
Es cierto, todos somos diferentes, tenemos diferentes niveles de tolerancia al desorden o al peso, y eso está bien. El tema es cómo hacer para lograr lo que queremos a pesar de nuestras propias inclinaciones.
En este blog he hecho varias confesiones vergonzosas de mi parte con tal de hacer la tarea de mis lectores de estar en su peso saludable un poco más fácilmente que yo.
Hoy te confieso que mi casa nunca se ve perfectamente ordenada. Lo que está a la vista se ve medianamente ordenado –aunque no al 100- , y lo que no está a la vista está en diferentes estados de “desorden ordenado”, es decir, está donde debe, pero cada gaveta o anaquel está desordenado. Mi peso, a la vista, se ve medianamente adecuado –pero sé que estoy un poco sobre mi techo, es decir, no está adecuado al 100%- y las pautas de mi cuidado están instaladas, como el lugar de mis cosas, pero no están 100% bajo control, como mis gavetas. Aquí tampoco puedo evitar ver el paralelismo: Tanto el orden como el estar delgada es un software que tuve que instalar en mi cabeza porque no lo traigo de fábrica. He tenido que aprenderlo. He hecho algunos cambios necesarios que me hacen la vida más llevadera, pero como no me son orgánicos, son un esfuerzo, así que hago lo básico y necesario y de vez en cuando me permito ser como yo soy: un poco dejada, bastante rebelde. El resultado está a la vista: casi, pero no completamente bien hecho. En ambos casos, quisiera estar al 100, sentirme orgullosa de lo que se ve, pero que no me costara tanto, que mi tendencia natural me llevara más fácilmente a donde yo quiero, o al menos dominar el arte de magia, para yo también poder ordenar el caos al ritmo de hokity-pokity como Merín, en “La espada en la piedra”. ¿Ves? Allí está la magia otra vez. Antes quería estar delgada a punta de varita mágica.
Me di a la tarea de pensar por qué hay cosas que me salen bien y otras no tanto. Empezaré por felicitarme por haber buscado ayuda cuando no me salen las cosas de forma natural. Un libro que cambió mi vida y me ayudó a aprender a ser ordenada es “Organizing form the Inside Out” de Julie Morgernstern. Te lo recomiendo muchísimo.
Un método que me ayudó a dejar atrás la gordura fue Plusvida. Con ambos aprendí a instalar sistemas que me funcionan a mi y me organizan la tarea para que yo la pueda hacerlo de mejor manera, habiendo fallado naturalmente.
Sin embargo, siempre hay áreas que están controladas y otras en las que necesito mejorar para poder llegar al nivel en el que yo quiero estar, tanto en el orden como en el peso. Creo que yo logro hacer bien aquello con lo que me llevo bien, de forma natural o aprendida, y tiendo a descuidar aquello que hago a arrempujones, que me parece que va más allá de lo que yo quiero dar. Tómate un momento para pensar si a ti te pasa algo parecido.
“Una casa que se mantiene ordenada es esa que no se desordena” dice una amiga. Me pareció muy tonto cuando lo escuché la primera vez, pero pensándolo bien, el tema es no dejar que se desordene, es decir, usar las cosas pero al final dejarlas como si no hubiera pasado nada. Igual con el peso: es más fácil estar delgado si no te dejas engordar.
Yo me digo siempre que “el después es el principal enemigo del orden”. ¿Te suena a "el lunes empiezo la dieta?"
¿Has notado cómo cuando uno dice “después lo hago” normalmente no lo haces o lo haces hasta que no te queda de otra?
Ya que quiero dominar mi desorden, así como quiero terminar de adelgazar, y ahora puedo ver que naturalmente me resisto a lo que va más allá de lo que yo considero suficiente y adecuado esfuerzo, creo que para mí, la clave es
"tratar de mantenerme la mayor parte del tiempo en relación de amistad con aquello que sé que me hace bien."
Encontrarle el gusto, ser amigos, no verlo como tarea desagradable, para alcanzar lo que yo quiero. ¿Te hace sentido? Y eso, ¿Cómo se hace? No tengo que saberlo yo, lo que me toca, es saber que quiero lograrlo, y buscar las respuestas.