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Estado de resultados


En la playa, cómodamente sentada en mi silla de asolearme, luciendo un bikini heredado de mi hija adolescente y acompañada de mi pachón helado con rosa de Jamaica, me dispongo a ver qué gané, qué perdí y qué quedó pendiente de este año, que fue muy importante para mi. En enero decidí que sería mi año, mi oportunidad de empezar a buscar mi versión 2.0

Después de 9 meses de cuidado, hay resultados que se ven y otros que no se ven. Veo que he cambiado, pero no en todo, y que sigo siendo igual, pero no en todo. Estoy en construcción.

Hace unos días me sometí a un chequeo médico anual para poder ver cómo estoy, y cuento con otros para comparar si estoy mejor o peor.

A simple vista puedo ver que cualquier intento por mejorar lo agradece el cuerpo, como evidencia la diferencia en los resultados entre enero de 2016 y febrero de 2017. En 2016 intenté bajar de peso por mi cuenta y en marzo de 2017 empecé el tratamiento de Plusvida.

La foto es una muestra de lo que se ve, pero hay mucho que no se ve, a nivel corporal y de hábitos de pensamiento, que se traduce en salud.

Hoy, en comparación de Febrero de este año, peso 55 libras menos. Mi índice de masa corporal bajó de 31 (obesidad), a 23 (normal). Los triglicéridos bajaron de 82 a 53, lo cual, según la médico internista, es envidiable. El colesterol LDL bajó un poquito, de 139 a 135, estando en niveles normales. La glucosa en ayunas bajó de 96 a 88, y la post prandial está en 86. En la prueba de esfuerzo, me fue súper bien… ¿será porque me he esforzado todo el año :)? Como ven, en casi todo estoy mejor… mucho mejor, a tal punto que el resumen de mi entrega de resultados dice literalmente “Diagnósticos: Estudios en limites normales. Indicaciones: Continuar con hábitos actuales”. Quiero ponerme una estrellita en la frente.


Aparte de eso, les cuento que en total de medidas bajé 13.5% de grasa corporal y 99.5 cm., o sea que perdí un metro entre poquitos por aquí y por allá. Eso se traduce en cosas interesantes, como que mis cadenas y collares me quedan más largos pues perdí 5 cm. de cuello. También 18 cm. de cintura, 21 de abdomen y 20 de cadera. Por eso tengo un closet finalmente renovado, tras años de castigo por no querer comprar ropa cada vez más grande. Hasta los zapatos me quedan flojos. Pero lo más bonito es que después de empezar el tratamiento con 77 años de edad metabólica, ahora tengo 37, o sea, 9 menos que mi edad cronológica. Literalmente retrocedió el tiempo para mi cuerpecito.


Gané mucho en autoestima, alimentada con cada logro, con cada vez que puedo imponer lo que de verdad deseo en lugar de sucumbir a mis antojos. Gané en aventuras, en sueños cumplidos y en fotos, porque ahora también aparezco yo. He ganado en amistades, he inspirado a otros a intentarlo e incluso he alimentado una buena relación con mi perro, que me acompaña con frecuencia a mis caminatas. Ha crecido mi amor por mi esposo, que ha sido un el mejor aliado posible en este reto. Alcancé una meta bonita: publicar este blog.


Hoy escuché que cuando analizamos los logros alcanzados, es importante pensar cómo hicimos para lograrlo. En este caso, lo que hice diferente fue que, a través de Plusvida, aprendí a hacer de mi cuidado una prioridad, a ser obediente, a buscar ayuda, a comer con horario, sólo de lo que me toca, tomar mucha agua, hacer ejercicio todos los días y a reportarme a diario con mi equipo. Aprendí a ser humilde, aunque me falta, y a aceptar que mis errores tienen consecuencias. Aprendí que yo tengo la llave de mi cuidado y que el único fracaso es el abandono. Aprendí a no responder instantáneamente al hambre, y que la vida tiene altibajos, pero si mi caigo 7 veces, me levanto 8.


¿Perdí algunas cosas? ¡Claro!Perdí la idea de intentar hacer las cosas con perfección para mejor aspirar a la excelencia. Perdí la experiencia de comer lo mismo que los demás miembros de la familia, lo cual me llevó a perder muchas tallas y muchísimas inseguridades. La cocinera favorita de mi familia se transformó en el miembro más fit de los adultos de mi familia, así que ellos perdieron todos esos alimentos que les preparaba para demostrarles mi amor. Perdí la vergüenza de andar con mi lonchera por todas partes, pero no perdí oportunidades de celebrar la vida con la gente que amo. Perdí la capacidad de cocinar para mi familia porque no puedo hacerlo y cuidarme. Eso es la asignatura pendiente para el año que viene.


En el 2018 espero llegar rápido a mis niveles de grasa saludable, y para eso, debo cuidarme sin descanso. Cuando eso suceda, entonces llegaré a Mantenimiento y el nuevo reto será aprender a cuidar este peso que tanto me ha costado conseguir. Mi reto sigue siendo de humildad y de continuidad, es decir, lograr encadenar muchos días perfectamente bien cuidada, desde la mañana hasta la noche. Y ni que hablar de las cosas pendientes que no tienen que ver con el peso.


Con todo y todo, el 2017 me dejó un balance muy favorable. Estoy muy contenta.

Yo creo en compartir lo bueno, así que si me permites decirlo… Ya no pienses en bajar de peso. Inténtalo. Vale la pena.

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