El milagro cotidiano
Eso del “milagro cotidiano” es un término que me gusta creer que yo acuñé tras un tremendo aha-moment que viví hace unos años, cuando descubrí que si el día resulta desarrollarse como creí que iba a ser, eso es ya en sí un milagro.
Lo descubrí un día que empezó como cualquiera. Yo tenía pensado hacer las cosas normales de todos los días: llevar hijos al colegio, quizás ir al supermercado… no recuerdo bien qué había planificado hacer, pero sí recuerdo que el mundo se me derrumbó sin verlo venir. Ese día cualquiera, mi mamá fue diagnosticada con cáncer terminal y agresivo, y desde esa mañana, mi vida salió por completo de la rutina cotidiana.
Dejé de ser y hacer mucho de lo que yo era o hacía, para dedicarme a estar con ella, ir a doctores, ocuparme de su casa junto con mis hermanas, buscar tratamientos nuevos, tratar de que estuviera contenta y no le faltara compañía, etc, etc, etc. Mi mundo físico y espiritual se puso patas arriba y nada fue como era antes.
En fin, de esa historia con terrible, fulminante y permanente final, aprendí muchas cosas, y una de esas es a atesorar cada día normal, porque ahora sé que en cualquier instante la vida puede dar un giro de 180 grados.
Se preguntarán ustedes qué tiene esto que ver con el blog relacionado con la búsqueda de alcanzar el peso saludable. Creo que tiene mucho que ver: Estoy tratando de decirte “¡Carpe diem”! Quiero abrirte los ojos al hecho de que si hoy tu vida es normal y cotidiana, es excelente momento de dejar de buscar excusas de por qué no has logrado lo que quieres y empezar a trabajar por conseguirlo, ahora que las aguas están en calma. En ese sentido, una vida rutinaria es una bendición.
No quiero decir con esto que si estás pasando por una crisis no debas empezar a cuidarte. De hecho, a veces, tener el control de nuestro cuidado cuando todo lo demás se desmorona, puede ser nuestro salvavidas...pero es otro ajuste complicado sumado a las complicaciones súbitas que da la vida.
Sencillamente recordé el milagro cotidiano porque hoy mi día no resultó como esperaba. Hay cosas serias que salieron de su cauce y necesitan mi atención. Tuve que lidiar con más de una crisis a la vez y confieso que hoy caí y me consentí comiendo lo que no debía. Mi voluntad se cansó tuve que soltar algo. Hoy el cuidado se me hizo más difícil.
De la experiencia con mi mamá también aprendí que en la vida, todo se da a la vez: penas, alegrías, celebraciones y tristezas ocurren al mismo tiempo sin respetarse unas a las otras. Ocurren nacimientos y cumpleaños durante las crisis, o las jacarandas florecen sin importarles que mi mamá ya esté aquí para verlas. Es así. Todo ocurre a la vez. Así que con penas o no, mi cuidado debe continuar.